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Seguros en la escuela

EAGER TO LEARN In Bangladesh, many Rohingya children are going to school for the first time. JAIME JOYCE FOR TIME FOR KIDS

Cox’s bazar, Bangladesh — Justo cuando el último niño pequeño sale en fila de la puerta, alrededor de 30 niños de 7 a 10 años de edad entran ruidosamente. Con rapidez, reclaman sus lugares en el piso. Bienvenidos al vivaz Centro de Aprendizaje para Niños Golap de un solo cuarto.

“¡Buenos días, estudiantes!”, dice Muhammad Alam Khan. Los niños gritan su respuesta: “¡Buenos días, maestro!”

Una rutina similar ocurre muchas veces al día aquí en Bangladesh. Los estudiantes son refugiados rohinyás. Ha venido de Myanmar (lee “Un viaje peligroso”). Van a la escuela en turnos de dos horas.

“Estos niños han sufrido violencia en Myanmar”, me cuenta el maestro adjunto Muhammad Jaber Ahmed. Él habla por medio de un traductor. “Pero después de tres o cuatro meses en el centro de aprendizaje, han regresado a su vida normal”.

Los campamentos de refugiados rohinyás de aquí son ahora hogar de alrededor de 900,000 personas, UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, y sus socios administran los 888 centros de aprendizaje. Enseñan inglés, birmano (idioma oficial de Myanmar), matemáticas y destrezas de vida a casi 95,000 niños. Los centros son una fuerza positiva para niños que fueron afectados por tragedias.

Conoce a los rohinyás

Los rohinyás son una minoridad musulmana en Myanmar, la cual es principalmente budista. El gobierno de Myanmar niega su ciudadanía y derechos básicos.

Hace un poco más de un año, el 25 de agosto de 2017, las fuerzas militares de Myanmar llevaron a cabo ataques mortales en los rohinyás. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha acusado a las fuerzas militares de crímenes.

Los refugiados, buscando seguridad, caminan en un canal de campo de arroz después de cruzar hacia Bangladesh.

PAULA BRONSTEIN—GETTY IMAGES

“Había incendios y disparos”, me cuenta Gulbahar de 8 años. Ella y sus nueve hermanos se refugiaron en la jungla antes de llegar a Bangladesh.

Pronto, Bangladesh vio un flujo de más de 700,000 rohinyás. Ahora viven en refugios temporarios hechos de bambú y toldos de plástico.

Un camino hacia adelante

En agosto de 2018, la ONU dijo que todavía no era seguro para los rohinyás volver a sus hogares. Por ahora, se están tomando pasos para mejorar el acceso a la educación. Para fines de 2018, UNICEF y sus socios esperan abrir 565 centros de aprendizaje adicionales. Esto permitiría que otros 107,000 niños rohinyás asistan a clase.

Niños rohinyás juegan a la pelota en el campamento de refugiados Kutupalong en Cox’s Bazar, en Bangladesh.

PAULA BRONSTEIN—GETTY IMAGES

La vida no es fácil en los campamentos. Pero los niños son optimistas. En el Centro de Aprendizaje para Niños Golap, expresan esto por medio de una canción: Profundo en mi corazón / Yo sí creo / Algún día triunfaremos. La letra es de “Venceremos”. Es un himno americano de derechos humanos. “Lo llaman ‘Canción mundial’”, dice la funcionaria de educación de UNICEF Iffat Farhana. “Los ayuda a sentirse motivados para superar esta situación”.

Un viaje peligroso

MAPS BY JOE LEMONNIER FOR TIME FOR KIDS

Después de los ataques militares, miles de rohinyás huyeron del estado Rakhine de Myanmar. Cruzaron el Río Naf y la Bahía de Bengala para llegar a Bangladesh. Viajaron en botes de pesca o balsas. “Muchas de las personas no pueden nadar, especialmente en estos mares hostiles”, dice Peta Barns de UNICEF. En Cox’s Bazar, los trabajadores humanitarios los esperaban en la costa con alimentos, agua y mantas. “Imagina oleadas de personas”, dice Barns. “No sabíamos cuando iban a dejar de llegar”.

¡Para y piensa! ¿Qué palabras y frases usa el escritor para evocar emoción? ¿Cómo ayuda a los lectores a conectarse con la historia?

Jaime Joyce es editora ejecutiva de TIME for Kids. Ella viajó a Bangladesh para reportar esta historia. Fue posible gracias a una subvención del Pulitzer Center on Crisis Reporting.